Hora Local

contadores web reloj pagina web

sábado, 28 de agosto de 2010

Puerta Literaria

Instrucciones para calmar el hambre

No puedes pasar desapercibidas las sensaciones de tu cuerpo, pues es parte de la naturaleza el te avisa de una forma extraña pero lo hace, si es hora de or al baño o de dormir, ¡oh si tienes hambre! tu cerebro envia una serie de informaciion por todo tu cuerpo hasta llegar al estomago, el obedece y comienza su proceso, o "tortura", si, se puede decir, te dice ¡es hora de comer! pero si en ese momento no tienes nada a tu alcance lo cual puedas devorar, ¿que haces?, el sigue insistiendo, caminas por toda la cocina buscando que devorar, abres la gaveta y ¡gua! encontrates unas galletas, pero tienes que pelear por ellas, porque, las hormigas llegaron primero que tu, el sigue gritando que tienes hambre y tu luchando con las hormigas ¡gua! al fin terminaste de quitar algunas hormigas, y llevas la galleta hasta tu boca, la devoras de un bocado y el dice: ¡no es mucho pero ha calmado el hambre!

Escrito por: Jurley Tatiana Santos Villamizar 10-1
 



EL LOBO Y LA CIGÜEÑA



Cierto día, cuando el lobo llamado Rigoberto disfrutaba de su habilidad recorrida, en medio del camino, encontró una cesta repleta de comida.
Rigoberto dice: ¡hum que delicia! Seguramente alguien partió con demasiada prisa y la dejo olvidada.
Enseguida exclamó entusiasmado: ¡mejor me apresuro a comer todo lo que tiene adentro, no es cuestión de que el dueño regrese por ella!
Dicho esto, Rigoberto se abalanza sobre la canasta con tanta violencia y tanta ansiedad por  saborear su contenido que la rompió en mil pedazos. Por el piso rodaron toda clase de manjares.
El lobo tragón no podía creer aquello que olfateaba su hocico; abrió su boca llena de dientes y devoró con arrebato: quesos, pasteles, emparedados ¡y hasta un pollo asado!
¡Y claro, masticaba con tantas ganas y tanta urgencia, que se desató la tragedia!
¡Pobre Rigoberto! un hueso de pollo se le clavo en el paladar y el infortunado lobito quedo tan atragantado que ni siquiera podía cerrar la boca.
¡Ay, como duele! aulló mientras luchaba para quitarse con sus patas el hueso atascado.
Primero intento con las patas traseras, pero como no pudo probo con las delanteras. Pero el hueso estaba atascadísimo, y todos sus esfuerzos resultaban inútiles. Rigoberto sentía mucho más dolor y le costaba respirar; tanto fue su desespero que empezó a correr sin rumbo entre los árboles del bosque con la esperanza de encontrar auxilio.
Por fortuna una cigüeña pasa volando por este mismo lugar y al divisar desde las alturas al lobo accidentado, decidió bajar a investigar.
Se acerco lentamente al lobo, pero se detuvo a unos pasos de el porque quería estudiar mejor el caso. Cuando vio como se retorcía Rigoberto y como aullaba de dolor, comenzó a sacar cuentas.
Dice la cigüeña: “si le salvo la vida a este lobo atragantado podré pedirle todo lo que se me antoje” se dijo la muy picara.
Pero eso no fue todo; mientras el pobre Rigoberto sufría con el hueso de pollo atorado en la garganta, ella continúo especulando: “tal vez pueda exigirle una buena suma de dinero”, pensó. “al fin y al cabo una vida es algo muy importante”.
Después de mucho meditar, la pájara se ubico, por fin, junto al desdichado lobo ya que tenia los ojos desorbitados y solo emitía unos gemidos para pedir ayuda.
¡Tú si que estas en apuros!, exclama la cigüeña mezquina, y siguió diciendo: ¿te imaginas lo que ocurriría si yo no estuviera aquí para socorrerte?
¡Seguramente, morirías en unos pocos días!
 A esta altura Rigoberto apenas podía respirar pero la cigüeña, en vez de ayudarlo hablaba y hablaba sin parar: ¡mírame un poco! Decía orgullosa ¡ no todo el mundo tiene un pico tan agudo como el mió para realizar operaciones tan delicadas como la que tu necesitas! ¡Que suerte tienes!
¡Aquí estoy para salvarte la vida!
La cigüeña metió su pico, que era muy largo dentro de las fauces del lobo; cuidadosamente aprisiono el hueso de pollo y con un leve movimiento en zigzag, logro desprenderlo y extraerlo sin ninguna dificultad.
¡Ha sido una operación exitosa! Exclamo el avechucho, jactándose de sus dotes.
El pobre Rigoberto casi moribundo y pasando con dificultad la saliva, respira difícilmente aliviado y alzando sus ojos mira a la cigüeña y con vos entrecortada, por la herida causada en su garganta por aquel hueso, le dice: ¡no sabes cuanto te agradezco este favor!, suspiro mas aliviado Rigoberto.
Dice la cigüeña: ¿favor? ¡Pero que favor ni que diablos! Protestando furiosa ¿acaso no tienes planeado darme una recompensa por haberte salvado la vida?
¿Recompensa?, rugió Rigoberto indignado ¡que pajarraco tan interesado resultaste! Deberías estar feliz de que yo siendo un lobo tan glotón no te coma ahora mismo.
Al comprender el enojo del lobo Rigoberto, la cigüeña levanto vuelo y huyo a toda velocidad y sin mirar atrás.
Renuncio para siempre a su costumbre de pedir recompensas y desde entonces, cuando alguien necesita ayuda ella la brinda orgullosa sin chistar nada.


Escrito por: Jonathan Guevara Chaverra 10-1


BARRANCA
  


La historia de un pasado
que en algunas caras se refleja
lugar de nacimientos ,
ciudad barrancabermeja

barranca tierra querida
y que orgullo te sienten
te llevan dentro del alma
muy dentro de la mente

por ser motor de colombia
te tienen siempre explotada
de ti se llevan lo bueno
y a ti no te queda nada

solo te queda la fama
y te quieren mirar
orgullo de nuestra patria
y el progreso nacional. 

 escrito por: Beatriz gisella acosta vera


 


POEMA LXXV- CESAR VALLEJO

Estáis muertos.

Que extraña manera de estarse muerto. Quien quería diría no lo estáis pero, en verdad estais muerto.
Flotáis nadamente detrás de aquella membrana que, péndula del cenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que vosotros nos os duele. Os digo, pues, que la vida esta en el espejo, y que vosotros sois el original, la muerte.
Mientras la onda va mientas la onda viene, cuan impunemente se esta uno muerto. Solo cuando las aguas se quebrantan en los bordes enfrentados y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis y creyendo morir, percibir la sexta cuerda que ya no es vuestra.
Estais muerto, no habiendo antes vivido jamás. Quien quiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que nunca fue triste destino, el no haber sido sino muerto siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades. Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida

sebastian fasette
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario